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Receta de Semana Santa: torrijas de leche


Receta de Semana Santa: torrijas de leche

Se acerca la Semana Santa y en mi casa nunca falta una fuente de torrijas. En este país nos dividimos, además de por muchas otras cosas, entre los forofos de las torrijas de leche y los forofos de las torrijas de vino. Ah, y los que no les gustan las torrijas. Que tiene que haber gente pá tó, como mi hijo pequeño.

Cuentan que las torrijas ya aparecen mencionadas en recetas del siglo XV. No es raro que sea una fórmula antigua porque es de aprovechamiento del pan, cosa que sin duda era necesaria desde épocas pretéritas. Y además una fórmula mágica casi; cómo explicar si no el que el pan seco se transforme en el interior cremoso y fino de una torrija. Alquimia. Solo de pensarlo me caen lagrimones por los mofletes.

En general, las torrijas son rebanadas gordotas de pan que se empapan en leche o vino, se aromatizan convenientemente, se rebozan en huevo y se fríen en aceite. Una vez fritas los hay que las bañan en almíbar y otros sencillamente las espolvorean de azúcar y canela (esa soy yo). El interior debe quedar jugoso y el pan muy blando, pero no se deben deshacer. De todas las variantes de torrijas que existen hemos elegido las torrijas de leche. Porque nos gustan, sin más. Ea.

Torrijas de leche

Ingredientes:

  • Una barra de pan para torrijas
  • 1-1,5 litros de leche
  • 1 palo de canela
  • 3 cucharadas de azúcar por litro de leche
  • 4-5 huevos para freír
  • Aceite de girasol o de oliva para freír las torrijas
  • Más azúcar y canela en polvo para espolvorear

Elaboración:

  • Cortamos el pan en rebanadas de 1,5-2 cm de grueso (si el pan lo habéis hecho con nuestra receta de pan de torrijas, mejor que mejor). Si el pan es fresco, siempre es mejor dejar que se endurezca algo, porque así absorbe más leche y las torrijas quedan más jugosas. Así que lo dejáis secar lo que queráis. Si el pan es bueno, como ocurre si hacéis en casa vuestro propio pan de torrijas, tardará más en secarse.

torrijas de leche

  • Cuando el pan está seco a nuestro gusto extendemos las rebanadas en una fuente, o tantas fuentes como nos hagan falta, para que tengan espacio para empaparse bien.
  • Ponemos la leche a calentar con el azúcar y el palo de canela. La llevamos a ebullición y cuando está en ese punto, retiramos el palo de canela y la vertemos sobre las rebanadas de pan. Dejamos que se empapen por lo menos una hora. Si vemos que el pan absorbe la leche enseguida, digamos que a los cinco minutos, podemos añadir algo más. Es importante que se empape todo el pan, que no le quede el centro sin empapar, porque luego se notaría seco. Al cabo de un rato podemos apretar un poquito las rebanadas por el centro, a ver si parece que han absorbido la leche bien.

torrijas de leche

  • Cuando toda la leche se haya absorbido convenientemente preparamos el aceite en una sartén amplia, como medio dedo de altura; lo calentamos a fuego medio-bajo. Batimos los huevos en un plato hondo o fuente donde se puedan maniobrar bien las torrijas.
  • Vamos tomando cada torrija con dos tenedores, o con una espátula, con mucho cuidado, y pasándolas por el huevo. Cuando el aceite está calentito (no debe humear) las freímos. Como siempre se escapa algo de leche del interior de la torrija, es normal que el aceite vaya acumulando residuos ennegrecidos. Si se ensucia mucho el aceite se puede colar a mitad de la fritura y volver a utilizar o poner aceite nuevo. La verdad es que freír torrijas es una tarea un poco sucia.

torrijas de leche

  • Preparamos en un cuenco azúcar con canela en polvo (o usamos azúcar de canela preparado), para ir espolvoreando las torrijas a medida que las sacamos de la sartén. Las vamos poniendo sobre papel absorbente y las espolvoreamos con el azúcar y la canela según salen, porque calientes lo cogen mejor. Las dejamos enfriar y las colocamos en una bonita fuente para servir.

torrijas de leche

Las torrijas de leche son una cosa facilona de hacer, una excelente elección para iniciarse en la repostería tradicional, siempre que tengamos cuidado al manipularlas para que no se nos desbaraten. La única operación con la que hay que tener más tiento es con el rebozado en huevo y la fritura. Pero merece mucho la pena hacerlas en casa, además se conservan estupendamente un par de días. Aunque no creo que os duren tanto… ¿o sí?

Miriam

Traductora de inglés a español y química durante 15 años en una vida anterior. Vivo en un pueblecito cerca de Madrid, Galapagar, y trabajo en casa; soy una gran afortunada. Tengo pareja y dos niños con poca sensibilidad gastronómica. De momento. Pero por lo que estoy aquí es por mi afición a la cocina en general y a la repostería en particular, que me viene de familia, de mi madre y de mi abuela paterna. Y esta afición me ha llevado, además de a tener un blog de cocina con el que me lo paso pera, El invitado de invierno, a impartir algún que otro curso de cocina en la escuela de Madrid La Cocina de Babette.