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La tarta de la abuela. Torta della nonna, receta italiana


La tarta de la abuela. Torta della nonna, receta italiana

Una de esas recetas que hago una y otra vez, es muy típica aquí en Italia y está riquísima: la torta della nonna o tarta de la abuela.

Tiene orígenes antiquísimos y, como muchas recetas de la tradición, no se sabe muy bien dónde y por qué nació. Parece ser que surgió a raíz de varios clientes que, queriendo ver algún postre nuevo en el menú de su restaurante florentino preferido, lanzaron una apuesta al cocinero. Este se inventó una tarta de masa quebrada rellena con crema pastelera y piñones, un postre que más que de restaurante parece uno de aquellos dulces tradicionales que preparaban las abuelas… ¿vendrá de ahí su nombre? El hecho es que hoy en día es fácil encontrarlo en la mayoría de osterias italianas junto con otros postres conocidísimos como el tiramisú o la panna cotta.

Es una tarta bastante fácil, la única dificultad está en estirar bien la masa, pero más abajo os cuento el secreto para que obtengáis una masa perfecta. La crema pastelera tiene que quedar bastante densa. Al enfriarse puede que no quede perfectamente lisa, pero no os preocupéis siendo el relleno veréis como no tiene mayor importancia.

El relleno así como os lo describo es perfecto (al menos para mi gusto), pero se puede modificar de muchas maneras. Probad por ejemplo a añadir gotas de chocolate o a aderezar la crema con un par de cucharadas de cacao en polvo o ralladura de limón.

Tarta de la abuela con piñones

Para la crema:

Para la masa:

Para decorar:

Elaboración:

  • Empezamos preparando la crema: ponemos la leche en un cazo. Abrimos la vaina de vainilla longitudinalmente por la mitad y extraemos las semillas que encontramos en su interior. Añadimos las semillas y la vaina a la leche y la ponemos a calentar a fuego medio. Llevamos la leche a ebullición. Una vez que esté hirviendo la apartamos del fuego y dejamos que repose unos 10 minutos.

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  • Ponemos las yemas en un cuenco o bol, añadimos el azúcar y la harina y mezclamos con un tenedor.

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  • Incorporamos el ron y volvemos a mezclar. Obtendremos una crema. Este paso se puede obviar; si preferimos no añadir el ron podemos añadir un chorreoncito de leche y una gotita de algún aroma como amaretto o limón que le va muy bien.

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  • Eliminamos la vaina de vainilla de la leche y la añadimos poco a poco a la mezcla de yemas, azúcar y harina. Al principio añadiremos muy poca, removiendo continuamente, para evitar que se formen grumos. Cuando la mezcla se vuelva más líquida la añadimos a la leche y removemos bien. La volvemos a llevar a la lumbre y la cocemos a fuego lento hasta que comience a adensarse (unos 5 minutos).
  • La traspasamos a un cuenco, la cubrimos con film transparente y la dejamos enfriar completamente. Pondremos el film tocando la crema, así evitamos que, mientras se enfría, se forme una capa seca en la superficie.

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  • Para hacer la masa, ponemos la mantequilla cortada, la harina, el azúcar, el huevo, la yema y la levadura en un procesador montado con las cuchillas.

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  • Accionamos el robot y obtendremos una masa muy parecida a una arenilla. Para que se mezcle bien podemos mover y/o inclinar el robot mientras está funcionando.

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  • Pasamos la mezcla a un cuenco grande y empezamos a amasar con las manos. Poco a poco la masa se irá uniendo. Si vemos que queda seca podemos añadir agua muy fría pero muy poco a poco, una cucharada cada vez, hasta que podamos formar una bola con la masa.

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  • Pasamos la masa a una superficie de trabajo y la amasamos hasta que los ingredientes estén completamente amalgamados. Cubrimos con film transparente y dejamos reposar en el frigo durante una media hora. En verano puede que sea necesario dejarla un poco más.

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  • Una vez pasado el tiempo de reposo, sacamos la masa del frigo y la dividimos en dos. Una mitad tiene que ser ligeramente más grande que la otra. La más grande nos servirá para hacer la base. Ponemos la masa entre dos trozos de papel de horno y la estiramos hasta que podamos cubrir la superficie de un molde rizado desmontable de unos 28 cm. Estirando la masa entre dos trozos de papel de horno evitamos tener que utilizar más harina (que no le iría nada bien a la masa) y que se nos pegue al rodillo o a la mesa.

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  • Engrasamos el molde con mantequilla y espolvoreamos toda la superficie con harina. Le damos la vuelta encima del fregadero y le damos unos golpecitos para eliminar el exceso de harina. Enrollamos la masa en el rodillo (sin apretar ya que se nos pegaría al rodillo) y la desenrollamos encima del molde. Con los dedos le damos la forma del molde. No pasa nada si no es perfecta. Si nos quedan huecos podemos tomar un poco de masa que nos avance de otro lado y añadirla para cerrar el hueco.

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  • Rellenamos la base con la crema y repartimos los piñones por toda la superficie.

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  • Estiramos la otra mitad de masa y cubrimos la tarta con ella. Cortamos el exceso de masa y cerramos los bordes con los dedos, doblándolos hacia adentro.

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  • Cocemos en el horno a 200 °C durante 20 minutos. Si pasado este tiempo no está muy dorada, apagamos el horno y dejamos la tarta dentro 5 minutos más.

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  • Desmoldamos y dejamos enfriar completamente encima de una rejilla. Espolvoreamos con azúcar glas antes de servir.

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La tarta de la abuela es un postre delicioso e ideal para una comida en familia. Es uno de esos postres con aires de tradición, muy familiar, con un toque nostálgico.

Esta tarta se puede preparar el mismo día, pero tiene que estar completamente fría antes de servir. Está aún más rica al día siguiente por lo que lo ideal es prepararla el día anterior, dejarla enfriar, conservarla en frío en un plato o fuente redonda envuelta con film transparente, hasta el momento de servir. Sacarla del frigo unos 20 minutos antes para que tome la temperatura ambiente.

Alicia

Granaína de nacimiento y milanesa de adopción. Estudié traducción como quien no quiere la cosa y acabé dedicándome "oficialmente" a la secretaría de dirección. En mis ratos libres me convierto en cocinera y fotógrafa gastronómica y cuento todo lo que hago y como en mi blog A mí lo que me gusta es cocinar. Mi pasión por la cocina nació en mi casa de la mano de mi madre y mi abuela, la locura total vino cuando conocí a mi marido y me mudé al país vecino que me acoge desde finales del 2005. Adoro un buen plato de pasta pero nada me frena ante recetas orientales, dulces americanísimos o tapas al más puro estilo España cañí.