Cheesecake vegano de arándanos
Este cheesecake vegano de arándanos sin horno se prepara de forma similar a los cheesecakes veganos de chocolate que ya tenemos en el blog. No llevan queso porque son veganos, pero la consistencia se simula con frutos secos remojados y triturados, normalmente anacardos, que son los que dan mejor resultado.
Este tipo de elaboración con bases de frutos secos y frutas desecadas, como los dátiles, son propias de la cocina crudivegana, en que no solo no se utilizan productos de origen animal, sino que todos los ingredientes van crudos.
En cuestión de impartir dulzor a las masas se utilizan siropes de ágave o arce para endulzar y aceite de coco para amalgamar en lugar de mantequilla. También bastantes especias como la canela y espesantes vegetales como las semillas de chia que se usan en la cobertura.
Hemos usado varios de los ingredientes ecológicos de la tienda y uno de nuestros moldes favoritos, el de paredes de silicona y base de porcelana de Lékué.
Cheesecake vegano de arándanos sin horno
Ingredientes (para un molde de 15 a 18 cm):
Base
- 150 g de almendra entera o harina de almendra
- 3-4 dátiles sin hueso
- Dos cdas. de aceite de coco
- 1/4 cdta. de canela
- 1/4 cdta. de sal
Relleno
- 250 g de anacardos crudos, remojados en agua toda una noche
- 120 ml de leche de coco
- 60 ml de aceite de coco
- 80 ml de sirope de arce
- Dos cdas. de zumo de limón
- Una cda. de extracto de vainilla
- 20 g de arándanos secos o 125 g de arándanos frescos
Cobertura de arándanos
- 125 g de arándanos frescos más alguno adicional para decorar
- Una cda. de zumo de limón
- Una cda. de semillas de chia
Elaboración:
Base
- En una batidora ponemos las almendras y las trituramos, si no usamos harina de almendra. Agregamos los dátiles partidos en trocitos y trituramos todo junto.
- Añadimos el aceite de coco derretido, la canela y la sal; mezclamos bien. Extendemos esta masa en la base de un molde desmontable y aplanamos con una espátula o un rodillo para amasar. Metemos en la nevera para que se ponga firme.
Relleno
- Pesamos los anacardos y los cubrimos de agua en un bol. Los dejaremos por lo menos ocho horas en remojo.
- Escurrimos los anacardos en un colador y los ponemos en una batidora potente. Agregamos la leche de coco, el aceite de coco, el sirope de arce y el extracto de vainilla. Trituramos a conciencia, hasta obtener una crema.
- Probamos el punto de dulce y rectificamos si fuera necesario.
- Pesamos la mezcla en la báscula y la dividimos en dos partes iguales. A una le añadimos las dos cucharadas de limón y mezclamos.
- La otra porción la devolvemos a la batidora y añadimos 125 g de arándanos frescos o 20 g de arándanos liofilizados. Trituramos de nuevo.
- Vertemos sobre la base de la tarta la mezcla de color blanco y alisamos la superficie con una espátula o rasqueta recta. Metemos el molde en la nevera para que se ponga firme.
- Cuando la primera capa esté firme agregamos la mezcla con los arándanos y volvemos a alisar y a llevar a la nevera.
Cobertura
- Trituramos los arándanos junto con las semillas de chia y el limón, hasta formar una pasta. Las semillas de chia son un espesante vegetal y la mezcla enseguida empieza a tomar consistencia, aunque llegar al espesor final le lleva un rato.
- Vertemos la cobertura sobre la tarta y alisamos. Devolvemos el molde un rato a la nevera para que se ponga firme la cobertura, aunque también podemos congelar la tarta y servirla como tarta helada.
- Al momento de servir adornamos con más frutos rojos frescos.
Este cheesecake vegano con arándanos está muy rico, pero hay que tener en cuenta que el sabor no resulta idéntico al de un cheesecake con queso y los ingredientes más habituales. La consistencia está, sin embargo, muy conseguida. Aunque hay que tomarlo en pequeñas porciones, pues al estar hecho casi enteramente con frutos secos llena mucho.