Receta de borrachos
Lo confieso: donde esté un buen dulce tradicional como estos borrachos con su crema quemada, que se quiten todas las layer cakes. Estos pasteles borrachos se preparan con un bizcocho genovés que se empapuza en almíbar aromatizado y se corona con crema pastelera caramelizada. ¿Cómo os quedáis?
Como ya dominamos de sobra el bizcocho genovés en este blog, ejem, la preparación de los borrachos, cuya receta hemos pescado aquí, no reviste gran dificultad. El genovés es un bizcocho que no lleva grasa y es muy esponjoso, por lo que es ideal para calar con almíbar, como en este caso.
De modo que el bizcocho genovés que hacemos en forma rectangular en un molde ad hoc se corta en trozos un poco al gusto que calamos con almíbar. La crema pastelera es igualmente una cosa facilísima y satisfactoria de hacer porque, al llevar almidón, no se nos cortará ni nada parecido. Los pastelitos borrachos se rematan con un caramelizado para el que es necesario tener un quemador o un soplete de cocina.
Receta paso a paso de borrachos
Ingredientes (para unos 16 borrachos):
Bizcocho
- Cuatro huevos a tª. ambiente
- 120 g de azúcar
- 120 g de harina de repostería
Almíbar de calar
- 250 g de agua
- 200 g de azúcar
- 100 g de ron blanco
- 20 g de Cointreau
Crema pastelera
- 150 g de leche
- 150 g de azúcar
- Dos huevos
- 20 g de maicena
Caramelizado final
- Azúcar adicional
Elaboración:
- Preparamos el bizcocho genovés como es habitual: pesamos en la báscula la harina de repostería y la pasamos por colador o tamiz. Reservamos.
- Cascamos los huevos y los ponemos en un bol; añadimos el azúcar. Montamos ambas cosas a velocidad media-alta en robot o con batidora de varillas, hasta que esponje, blanquee y alcance el punto de cinta.
- Agregamos entonces la harina y mezclamos con espátula, con mucha delicadeza y movimientos envolventes, rebañando bien el fondo. Vertemos la mezcla en un molde rectangular forrado con papel de hornear y cocemos el bizcocho 30 minutos a 180ºC en el tercio inferior del horno.
- Probamos con una brocheta que el bizcocho esté cocido y lo sacamos. Tirando del papel, lo pasamos a una rejilla para que se enfríe por completo.
- Una vez frío, lo cortamos en rebanadas de unos 2,5 cm, que cortaremos a su vez por la mitad a lo alto. Reservamos.
Crema pastelera
- Ponemos en un cazo la leche con la maicena; la desleímos con una cuchara hasta que no queden grumos.
- Agregamos los huevos y el azúcar. Calentamos al fuego bajo sin dejar de remover con varillas o lengua de silicona, hasta que espese y hierva. Hervimos un minuto sin dejar de remover, retiramos del fuego, tapamos con plástico a piel y dejamos enfriar por completo.
Almíbar de calar
- Ponemos todos los ingredientes del almíbar en un cazo y cocemos suavemente unos dos minutos. Dejamos templar.
- Introducimos cada porción de bizcocho brevemente en el almíbar y la ponemos a escurrir sobre una rejilla. Hacemos lo propio con todas las porciones de bizcocho.
Montaje de los borrachos
- Espolvoreamos con azúcar una cara de los bizcochos y caramelizamos con el soplete o un quemador; se crea una capa de caramelo dura que da firmeza al pastelito.
- Pasamos la crema pastelera fría a una manga desechable. Les damos la vuelta a los pasteles para aplicar la crema pastelera por la cara no caramelizada.
- Cortamos la punta de la manga de plástico y aplicamos la crema pastelera en una capa de aproximadamente 0,5 cm o un poco más.
- Espolvoreamos una cucharadita de azúcar sobre la crema y quemamos de nuevo con soplete o quemador. Conviene ir haciendo esto por tandas, por ejemplo, espolvorear el azúcar solo encima de dos-tres pasteles cada vez, pues esta empieza de inmediato a absorber la humedad de la crema y ya no carameliza bien. Para que el resultado sea bueno hay que quemarla cuando esté recién espolvoreada.
- Una vez aplicada la crema y habiendo caramelizado todos los borrachos, los ponemos en cápsulas normales de magdalena.
- Al estar la crema pastelera al aire conviene consumir los borrachos en el mismo día que se preparan y conservarlos en la nevera.
Estos pasteles borrachos son golosísimos y además quedan remonos para cualquier invitación a merienda o té de las cinco en nuestros preciosos platos, tan cucos dentro de sus cápsulas, ¿no os parece? Comedlos mientras sujetáis la taza con el meñique levantado…