Tarta corazón de fresas y nata, el retorno y el retoño
Un corazón para el último hombre que ha llegado y llenado mi vida, con su dulce olor a leche tibia.
La maternidad es extraña. Nunca antes me quedé tanto tiempo sin palabras frente a un «papel» en blanco. Ahora entiendo porqué nadie logró nunca describirme todo lo que sentí y viví durante el parto y después de él.
Desde entonces me siento cómplice de todas las madres. Nadie más conoce ese secreto tan hermoso y a la vez tan duro (no nos engañemos), pero sobre todo… tan diferente a todo.
Cuando pienso en mi hijo, me acuerdo de la descripción que, sobre su recién estrenada maternidad, hacía Lego: «Es tan enorme, tan definitivo, tan esperado, y tan milagroso».
Te quiero, bebé.
Y aunque hoy la tarta podría parecer lo de menos, no lo es: significa el retorno, a la cocina y al blog, con diseño nuevo y nuevas sorpresas que vendrán. La tarta llega tarde para San Valentín, pero todos los días son buenos para decir «te quiero». ¿Verdad?
TARTA CORAZÓN DE FRESAS Y NATA
INGREDIENTES
- 1 plancha de hojaldre
- Nata montada azucarada
- Fresas
- 2 hojas de gelatina
- Azúcar rosa
- Menta
ELABORACIÓN
- Cortamos un corazón de hojaldre, ponemos sobre papel vegetal en una bandeja de horno, cubrimos con otro papel vegetal y ponemos sobre este papel otra bandeja de horno, para evitar que el hojaldre crezca.
- Horneamos a 220 grados hasta que el hojaldre se dore.
- Lavamos y cortamos las hojas de las fresas. Hidratamos en agua fría la gelatina, sacamos del agua y, sin escurrir, ponemos en un vaso y llevamos al microondas durante 15 segundos o hasta que se deshaga por completo.
- Pintamos las fresas con la gelatina.
- Una vez frío el hojaldre, extendemos la nata azucarada sobre él, y colocamos las fresas.
- Adornamos con azúcar rosa y hojas de menta.