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Mantecados sencillos


Mantecados sencillos

Los mantecados sencillos como estos son un dulce de lo más tradicional en Navidad. Sabréis que nacieron en la ciudad sevillana de Estepa, según cuentan las malas lenguas para aprovechar los excedentes de manteca de cerdo que dejaban las ricas matanzas. Y como ocurre con casi todos los dulces tradicionales, llevan aparejada su mijita de controversia: ¿los mantecados llevan la harina tostada o no? Pues se encuentra de todo. Hay quien dice que si la harina va tostada entonces son polvorones, no mantecados.

En suma, los mantecados se hacen fundamentalmente con harina, azúcar, manteca de cerdo por arrobas y variadas especias, como canela y ajonjolí, aunque como en el caso de cualquier dulce tradicional, existen montones de fórmulas distintas. Hay mucha gente que tiene prevención por la manteca de cerdo, pero os aseguro que una vez cocidos los dulces no saben fuerte a grasa en absoluto. Y además la manteca les da una consistencia magnífica, que no se consigue con ninguna otra grasa.

También se elaboran los mantecados con frutos secos, sustituyendo toda o parte de la harina de trigo por algún fruto seco molido (aquí tenéis un ejemplo de mantecados de avellana). Esta receta que hemos preparado es sencillísima, pues por no llevar la masa no lleva ni azúcar, y siempre sale bien. Para conservarlos debéis envolverlos en papel de seda especial.

Mantecados sencillos

Ingredientes (25-30 piezas)

Elaboración

    • Todos los ingredientes deben estar a temperatura ambiente antes de empezar, para poder batirlos bien. Ponemos en el bol de un robot la manteca, el vino y el zumo. Batimos todo bien, hasta que forme una mezcla homogénea.

Mantecados sencillos

    • Tamizamos la harina junto el impulsor químico.
    • Añadimos la harina a la mezcla de manteca, y amasamos hasta que se haga una bola y todo quede perfectamente incorporado. Hacemos una torta que envolvemos en plástico, y lo metemos en el frigorífico a que repose toda una noche. La masa debe ser algo adherente, pero no se debe pegar apenas a los dedos.

Mantecados sencillos

    • Al día siguiente sacamos la masa y la estiramos con el rodillo sobre la encimera bien enharinada, hasta un grosor aproximado de 1 cm. Con un cortapastas redondo o con un vaso pequeño vamos cortando porciones de masa. Las vamos poniendo sobre una bandeja para galletas, por lo menos con un dedo de separación porque se expanden un poco.

Mantecados sencillos

    • Ponemos el horno a calentar a 210º (sin aire) / 190º (con aire) y mientras se calienta metemos las bandejas con los mantecados en el frigorífico, para que la masa siga estando firme. Los recortes se pueden reutilizar, amasándolos solo ligeramente para que se junten y volviéndolos a estirar, aunque los mantecados de los recortes salen un poco más raritos, porque tienden a deformarse más. Pero están igualmente comestibles.

Mantecados sencillos

  • Una vez que el horno ha alcanzado la temperatura indicada, cocemos los mantecados 15-20 minutos, hasta que empiecen a estar doraditos. Sacamos a una rejilla a enfriar.
  • Cuando los mantecaditos están completamente fríos se espolvorean generosamente de azúcar glas, pues hay que tener en cuenta que la masa no lleva azúcar. También se pueden poner en cápsulas de papel.

Mantecados sencillos

Pues esperamos que disfrutéis de estos mantecados tan fáciles de hacer como ricos. Y no me vengáis con que en vuestro pueblo esto no es un mantecado, que los mantecados son otra cosa… Esto es como la tortilla de patata, en cada casa es distinta. Hala, a hacer mantecados sencillos como locos hasta Navidad, que está a la vuelta de la esquina, además estos dulces se conservan estupendamente en caja metálica, por lo que son un regalo de Navidad fantástico.

Miriam

Traductora de inglés a español y química durante 15 años en una vida anterior. Vivo en un pueblecito cerca de Madrid, Galapagar, y trabajo en casa; soy una gran afortunada. Tengo pareja y dos niños con poca sensibilidad gastronómica. De momento. Pero por lo que estoy aquí es por mi afición a la cocina en general y a la repostería en particular, que me viene de familia, de mi madre y de mi abuela paterna. Y esta afición me ha llevado, además de a tener un blog de cocina con el que me lo paso pera, El invitado de invierno, a impartir algún que otro curso de cocina en la escuela de Madrid La Cocina de Babette.