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Cappuccino Cheesecake. Receta sin horno


Cappuccino Cheesecake. Receta sin horno

¿A quién no le gustan las tartas de queso? Puede que haya más de alguno por ahí al que no le gusten, pero tampoco eso es motivo para dejar de hacer esta receta de Cappuccino Cheesecake rica, sencilla y rápida. Estoy seguro de que todos nuestros seguidores la vais a preparar.

La receta es de Heather Baird, una conocida repostera norteamericana que también tiene un blog llamado Sprinkle Bakes. Hemos seguido su receta al pie de la letra, sin una pizca de más ni de menos. Hemos usado gelatina en polvo porque sabemos que muchos la usáis, pero se puede sustituir por gelatina en hojas.

Lo mejor de este cheesecake es que es una receta sin horno y sin aparatos especiales para elaborarla, por lo que hasta el menos instruido en repostería podrá prepararla sin problemas. Para servirla hemos usado nuestro stand de cerámica Birkmann y un plato de postre de GreenGate. Esperamos que os guste.

Cappuccino Cheesecake

Ingredientes:

Para la base de galleta:

  • 200 g de galletas trituradas
  • 50 g de mantequilla fundida

Para el relleno:

  • 7 g de gelatina en polvo
  • 120 ml de leche
  • 11 g de café expreso soluble
  • Una cucharada y media de agua caliente
  • 680 g de queso crema batido
  • 225 g de crema agria
  • 160 g de azúcar
  • 2 cucharaditas de extracto de vainilla
  • 300 ml de nata montada
  • Canela en polvo o cacao para decorar

Elaboración:

Para la costra:

  • Mezclamos en un cuenco las galletas trituradas con la mantequilla fundida.
  • Cubrimos con las galletas el fondo de un molde desmontable de 22 cm de diámetro, presionamos un poco con una pequeña taza medidora o una cuchara, y cubrimos con papel film. Refrigeramos.

preparamos la base de galletas

Para el relleno:

Diluímos el café

  • En el vaso de un robot de cocina batimos con las varillas el queso, la crema agria, el azúcar y el extracto de vainilla.
  • Añadimos el café expreso y la leche con gelatina, y batimos un poco más.

Batimos los ingredientes

  • Echamos el batido dentro del molde procurando que la superficie quede lisa y nivelada, cubrimos con papel film y metemos en la nevera por lo menos cuatro horas (mejor si son ocho).
  • Cuando la tarta de queso esté cuajada llenamos una manga pastelera con la nata montada (nosotros le hemos puesto una boquilla lisa de 10 milímetros).

Refrigeramos el cheesecake capuchino

  • Sacamos el cheesecake del molde con cuidado y escudillamos una espiral sobre su superficie. Empezad la espiral siempre por el borde y no por el centro de la tarta.
  • Espolvoreamos un poco de canela en polvo y pasamos la tarta al stand de cerámica Birkmann.

Desmoldamos y decoramos

Preparad vuestra cafetera y haceos un buen café para acompañar este rico cappuccino cheesecake, veréis como os gusta y vais a tener que esconderlo, a menos que no os importe que en casa acaben con él en un pispás.

Receta de cheesecake capuchino 2

Algunos consejos útiles:

  • Nosotros sustituimos la crema agria por 170 ml de créme fraîche y 55 ml de yogur natural para darle un poco más de acidez, pero si tenéis a mano crema agria usadla sin ningún problema. También puede ser yogur griego sin azúcar.
  • El sabor que le aporta el café expreso en polvo es intenso, pero si tenéis café soluble normal podéis usarlo teniendo en cuenta que tendréis que hacerlo un poco más cargado para que el sabor sea equivalente.
  • El queso crema se puede sustituir por requesón o mascarpone. Seguro que con este último la tarta también saldrá muy rica y con un sabor más delicado.
  • Las galletas que hemos usado para la base han sido las campurrianas de toda la vida, pero podéis hacerla con galletas María o las que más os gusten. Yo no descarto hacer una prueba con galletas de chocolate.
  • Untad un poco de aceite de almendras, de nueces o vegetal aromatizado con canela, a los bordes del molde para que sea más fácil desmoldarlo, sin necesidad de usar un cuchillo o una espátula.

Raúl

La cocina y la fotografía han sido, desde que era muy pequeño, dos de mis grandes pasiones. Disfrutaba en casa destapando las cazuelas en las que hervían los guisos y, apenas con seis años de edad, empecé a saborear la primera cámara que mis padres me regalaron por Navidades. Había que estudiar algo "respetable" y "serio", y mis primeros estudios se encaminaron a cursar la carrera de arquitectura. Ya con el título en la mano, y después de trabajar durante un tiempo en arquitectura -y con la familia contenta-, decidí aprender cocina y fotografía en profundidad. Aprendí de grandes maestros en ambos campos y todavía sigo haciéndolo. En la actualidad mezclo recetas, técnicas e historias de cocina con fotografía en El Oso con Botas.