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Receta de tarta helada de chocolate blanco


Receta de tarta helada de chocolate blanco

Por fin dejamos descansar los hornos por una temporada y sacamos las máquinas de hacer helados, los moldes para hacer polos y hacemos hueco en nuestros congeladores para preparar tartas frías, rápidas y refrescantes, como la receta de tarta helada de chocolate blanco que os proponemos.

La tarta de hoy, como ya hemos mencionado antes, es rápida y fácil de preparar, y se puede hacer con bastante antelación, algo que apetece mucho en esta época del año sobre todo si tenemos a los peques más tiempo en casa… ¡Seguro que la vais a disfrutar mucho!

Utilizaremos un molde de silicona tipo savarin y, cuando vayamos a servir nuestra tarta helada, la rellenaremos con fruta fresca de temporada. Cuando la tengamos colocada en un stand para tartas la decoraremos con chantillí de ron y, ya en la mesa, la vamos a rociar con un coulis de kiwis.

Receta de tarta helada de chocolate blanco

Ingredientes:

Para el savarin helado:

Para la decoración:

  • 125 g de nata para montar
  • 2 cucharadas de azúcar glas
  • 1 cucharada de ron añejo
  • Fruta fresca en gajos: albaricoques, nectarinas, fresas, moras, kiwis y physalis

Para el coulis de kiwis:

  • 4 kiwis pasados por la batidora de mano
  • Una pizca de sal
  • Azúcar glas al gusto
  • Un chorrito de zumo de limón (opcional)

Elaboración:

  • Montamos la nata con una pizca de sal en un robot de cocina.
  • La pasamos a un cuenco y la guardamos en la nevera mientras continuamos preparando el savarin.montamos la nata
  • Montamos ahora las claras con una pizca de sal.
  • Añadimos el azúcar glas, cucharada a cucharada, hasta obtener un merengue.hacemos un merengue
  • Añadimos el chocolate blanco fundido y la nata montada, y mezclamos de forma envolvente.
  • Vertemos la preparación sobre un molde de savarin de silicona.mezclamos la nata y el chocolate con el merengue
  • Colocamos un plato plano debajo del molde y cubrimos el plato y molde con papel film antes de meterlo en el congelador. El plato le dará estabilidad a nuestro molde y evitará que se deforme la silicona. Dejamos que se congele durante al menos 24 horas (mejor si son 48 horas).
  • Hacemos el coulis mezclando el puré de kiwis con la pizca de sal y el azúcar, y le añadimos limón si le hiciera falta acidez a la fruta. Lo reservamos en un cuenco cubierto con papel film.congelamos y hacemos un coulis
  • Cuando vayamos a servirlo hacemos una chantillí con la nata, el azúcar glas y el ron.
  • La metemos en una manga pastelera con una boquilla lisa.hacemos la chantillí
  • Sacamos el savarin del congelador y lo ponemos sobre un stand de tartas.
  • Escudillamos el chantillí por todo el lateral y llenamos el hueco del savarin con fruta fresca en gajos. Llevamos inmediatamente a la mesa con el coulis de kiwis aparte para que cada uno se sirva a su gusto.desmoldamos y decoramos

Esta tarta helada de chocolate blanco la podemos hacer también con chocolate negro o añadirle bizcochos, o soletillas remojadas en almíbar formando diferentes capas. ¿Verdad que os ha gustado? Pues ya sabéis qué postre preparar para este verano…¡que está a la vuelta de la esquina!

tarta helada de chocolate blanco 2

Algunos consejos útiles:

  • Podemos hacer esta tarta helada en un molde de terrina o en un molde circular desmontable, pero os recomendamos usar un molde de silicona ya que es más fácil desmoldarlo.
  • Recordad que el chocolate blanco se puede sustituir por chocolate negro o chocolate con leche.
  • Si sois de los que os gusta el dulce añadidle 200 g de azúcar glas al merengue, sino tan solo 175 gramos. Cuanto más azúcar contenga el merengue más suave estará la tarta una vez congelada, pero también se derretirá más rápido.
  • El kiwi del coulis se puede sustituir por cualquier otra fruta, lo hemos elegido porque el color combina muy bien con el resto de las frutas frescas.
  • Nosotros hemos usado albaricoques, nectarinas, fresas, moras, kiwis y physalis, pero vosotros podéis elegir las frutas que más os gusten.

Raúl

La cocina y la fotografía han sido, desde que era muy pequeño, dos de mis grandes pasiones. Disfrutaba en casa destapando las cazuelas en las que hervían los guisos y, apenas con seis años de edad, empecé a saborear la primera cámara que mis padres me regalaron por Navidades. Había que estudiar algo "respetable" y "serio", y mis primeros estudios se encaminaron a cursar la carrera de arquitectura. Ya con el título en la mano, y después de trabajar durante un tiempo en arquitectura -y con la familia contenta-, decidí aprender cocina y fotografía en profundidad. Aprendí de grandes maestros en ambos campos y todavía sigo haciéndolo. En la actualidad mezclo recetas, técnicas e historias de cocina con fotografía en El Oso con Botas.