Rosquillas de anís
Estas rosquillas de anís caseras son de esos dulces tradicionales de Semana Santa que gustan a todo el mundo. La fórmula, tomada de este blog, tiene poco misterio. Solo tienen el inconveniente de que hay que hacer las rosquillas a mano una a una, son artesanales de verdad. Pero ahí está la gracia.
Estas rosquillas tienen el rico sabor a anís que les da el licor de anís dulce, aunque se puede potenciar el sabor añadiendo semillas de anís, que en este caso no hemos puesto, pero os lo contamos por si os gusta.
La masa se puede preparar tanto a mano como hacían nuestras abuelas, como con un robot, lo que nos evita pringarnos las manos. Es una masa muy blandita y tierna, fácil de manejar, ya veréis.
Rosquillas de anís
Ingredientes (para 70-80 unidades):
- Dos huevos
- 200 g de azúcar
- 250 g de leche entera
- 100 ml de aceite de oliva suave o girasol
- 60 ml de anís dulce
- Ralladura de un limón
- Un pellizco de sal
- 750 g de harina de repostería (o más si hay que ajustar)
- 16 g de levadura química
- Aceite suave para freír
- Azúcar adicional para rebozar
Elaboración:
- Pasamos por un tamiz la harina de repostería con la levadura química en un bol. Reservamos.
- En un bol ponemos los huevos a temperatura ambiente con el azúcar y la sal. Los montamos en un robot o con varillas eléctricas hasta que esponjen y blanqueen.
- En una jarra medidora medimos el aceite, el anís y la leche. Mezclamos y añadimos a los huevos con el azúcar, batiendo a baja velocidad.
- Rallamos la piel del limón encima de los sólidos con un rallador.
- Añadimos a los líquidos la mitad de la harina de repostería y mezclamos con robot o con batidora hasta obtener una papilla.
- Agregamos la segunda mitad y mezclamos hasta obtener una masa blandita, pero que no se pegue mucho a los dedos. Ajustamos añadiendo harina si fuera necesario.
- Tapamos la masa y la dejamos reposar para que se relaje un poco, unos 10 minutos.
- Vamos tomando porciones del tamaño de una nuez, que estiraremos entre las manos en forma de churro. Unimos los extremos pellizcando la masa y vamos poniendo las rosquillas en la encimera enharinada.
- Por último, freímos las rosquillas en abundante aceite caliente (a 170º-175º) de dos en dos pues se inflan, que las cubra, por los dos lados, hasta que estén doraditas. Las sacamos y las podemos rebozar en azúcar, si nos gusta. Vamos poniéndolas en una fuente forrada de papel de cocina, para que se enfríen.
- Una vez frías se pueden guardar en una caja metálica, aguantan bastante bien.
Adoro las recetas tradicionales de Semana Santa como estas rosquillas de anís, porque indican que no hay que complicarse demasiado para hacer una masa deliciosa que no precisa de muchos utensilios distintos ni especiales, sino que se podían hacer casi en cualquier cocina.