Cheesecake de chocolate blanco
Este cheesecake de chocolate blanco es otra tarta de queso más que añadir la estupenda colección de tartas de queso que tenemos en el blog. Porque nos encantan, somos adictos. Y si lo acompañamos con una salsa de caramelo salado podemos morir felices. La receta procede de este blog.
En nuestra tienda tenéis todos los moldes habidos y por haber para preparar cheesecakes de impresión, redondos, cuadrados, más altos, más bajos, y presentarlos en stands para tarta a cada cuál más bonito. Con nuestra ayuda no es tan difícil quedar bien.
Para hacer este cheesecake hemos optado por un molde no desmontable porque lo cocemos al baño maría. Hemos usado un molde cuadrado para variar un poco del clásico redondo. En cualquier caso, si queréis usar un molde desmontable podéis hacerlo, pero tendréis que envolverlo bien con papel de aluminio por fuera para aseguraros de que no se filtra hacia dentro el agua del baño maría.
Cheesecake de chocolate blanco
Ingredientes:
Base
- 110 g de galletas trituradas
- 40 g de mantequilla derretida
Relleno
- 400 g de queso crema
- 150 g de azúcar
- 90 ml de nata (mínimo 35% de grasa)
- 150 g de chocolate de cobertura blanco
- Cuatro huevos
- Una pizca de sal
Salsa de caramelo salado
- 95 g de azúcar
- 20 ml de agua
- Una cda. de azúcar invertido
- 60 ml de nata líquida 35% grasa mínimo
- 1/2 cda. de sal
- 30 g de mantequilla
Elaboración:
- Ponemos el horno a calentar a 180ºC para que esté listo cuando metamos la base de la tarta.
- Preparamos el molde forrándolo con papel de hornear. Si queréis ver cómo forro los moldes cuadrados o rectangulares, aquí lo tenéis.
Base
- Trituramos las galletas y les añadimos la mantequilla derretida en un bol. Mezclamos bien y tapizamos la base del molde elegido con esta mezcla. La alisamos bien con una espátula o un minirrodillo de masas.
- Cocemos la base en el horno 10 minutos, la sacamos y dejamos enfriar. Mantenemos el horno encendido y colocamos en su interior una fuente en la que quepa el molde y que pueda contener agua por lo menos hasta la mitad de su altura.
Relleno
- Ponemos el chocolate blanco en un bol, troceado. Calentamos la nata líquida y la agregamos al chocolate. Dejamos reposar cinco minutos y mezclamos con unas varillas, como si estuviéramos haciendo una ganache.
- En otro bol ponemos el queso crema y lo batimos junto con el azúcar y los huevos en un robot o con varillas eléctricas, sin pasarnos para no incorporar burbujas.
- Agregamos el chocolate y la sal, y homogeneizamos. Vertemos esta crema en el molde y le damos unos golpes sobre la encimera para que se nivele la superficie.
- Ponemos agua en una tetera o similar y la llevamos a ebullición.
- Colocamos el molde dentro de la fuente preparada en el horno y vertemos el agua de inmediato en la fuente. Cocemos el pastel 60-75 minutos. El centro del pastel apenas debe temblar al moverlo un poco. Comprobamos la cocción pinchando el centro con una brocheta.
- Cuando esté cuajado sacamos el cheesecake a enfriar sin desmoldar. Una vez frío lo pasamos a un stand de tarta tan bonito como este stand con campana que además permite conservar la tarta en perfectas condiciones.
Salsa de caramelo salado
- Para preparar el caramelo salado ponemos en un cazo el azúcar con el agua y el azúcar invertido para que el caramelo no cristalice tan fácilmente al enfriarse. Calentamos a fuego medio sin remover hasta que empiece a tomar color ámbar, señal de que está caramelizando.
- Cuando esté de color miel retiramos el cazo del fuego y, con cuidado pues burbujea con violencia, agregamos la nata líquida. Ojo en toda esta operación porque el caramelo alcanza temperaturas muy altas.
- Removemos con cuchara de madera y devolvemos el cazo al fuego para cocerlo otro minuto y que se deshagan los grumos que se hayan podido formar. Retiramos y agregamos la sal y la mantequilla. Mezclamos bien y dejamos templar.
Servimos la tarta con la salsa de caramelo templadita, que cuando se enfría se solidifica. Este cheesecake de chocolate blanco tiene la cremosidad y buen sabor de cualquier tarta de queso, con el toque añadido del chocolate blanco. La combinación con el salado de la salsa de caramelo lo hace un poco adictivo…