Pan de ajo y romero
Este pan de ajo asado y romero lleva dos sabores que casan de maravilla; la fiereza del ajo la suavizamos asándolo previamente, lo que deja los ajos suaves y tostaditos, nada que ver con el ajo crudo. Aunque no tenemos nada en contra de los amantes del ajo crudo.
Para hacer magníficos panes ya sabéis que tenemos en la tienda las mejores harinas; esta vez he usado una harina panadera o panificable con un toque de harina de fuerza integral. En cualquier caso, el ajo da mucho sabor al pan
Los panes formados como hogaza redonda fermentan de maravilla en banastos o banetones redondos como el que hemos usado, en este caso para panes de 500-700 g. Estos banetones mantienen la forma de la masa al tiempo que la dejan respirar.
Receta de pan de ajo y romero
Ingredientes:
Ajo asado
- 1 cabeza de ajos
- Una cdta. de aceite de oliva virgen
Masa de pan
- 360 g de harina panadera
- 25 g de harina de fuerza integral
- 250 g de agua
- 3,5 g de levadura de panadería liofilizada (10,5 g de levadura fresca)
- 8 g de sal
- Hojas de romero seco al gusto (no más de una cdta., que el romero es intenso)
- 8-10 dientes de ajo asados
- Una cda. de aceite de oliva virgen
Elaboración:
Ajo asado
- En primer lugar asamos la cabeza de ajos. Le hacemos un corte en la parte superior de forma que asomen las puntas de los dientes de ajo. Envolvemos en papel de aluminio, untamos con un poco de aceite de oliva y asamos los ajos unos 30-45 minutos, hasta que los dientes de ajo estén bien blanditos y morenos. Dejamos enfriar.
Masa de pan
- Ponemos en un bol la harina panadera, la levadura de panadería, la sal, el romero y los ajos asados, separando cada diente y exprimiendo la piel para que salga (algunos se ablandan tanto que quedan casi en forma de pasta). Amasamos 1-2 minutos, a mano o con robot amasador, seguidos de 10 minutos de reposo, tapando la masa.
- En el siguiente ciclo de amasado añadimos el aceite de oliva. Proseguimos el amasado de esta manera, con 1-2 minutos de manipulación separados por reposos de 10-15 minutos, tapando la masa. Aunque los tropezones interfieren con la formación del gluten, al cabo de tres o cuatro ciclos ya apreciaremos que la masa está más fina y elástica.
- Hacemos una bola con la masa y la metemos en un recipiente engrasado. Tapamos y dejamos que doble el volumen, que según la temperatura ambiente tardará entre 2 y 4 horas, aproximadamente.
- Cuando haya levado la masa y esté muy esponjada, la pasamos a la mesa bien enharinada. Aplastamos para eliminar el gas formado y formamos una bola, recogiéndola sobre sí misma en forma de hatillo.
- La boleamos, arrastrándola sobre la mesa con las manos para que se selle la parte inferior, donde hemos hecho la unión del hatillo, y se estira la parte superior; la pasamos al banetón enharinado para que no se pegue, con la unión hacia abajo; de esta manera, al invertirla para llevar la hogaza al horno, la unión queda hacia arriba y el pan rompe de forma irregular.
- Tapamos con un plástico y dejamos que vuelva a doblar el volumen, más o menos. A mí estos banetones me ayudan a calcular lo que crece la masa, porque cuento el número de pisos que quedan al descubierto cuando la coloco, antes de fermentar. Según crece se van viendo menos pisos.
- Cuando casi vaya a estar lista la hogaza, calentamos el horno a 230ºC; hay que planificarse, porque los hornos domésticos tardan un rato en estar a la temperatura indicada, hay que asegurarse siempre, de lo contrario el pan no crecerá lo que debe. Conviene tener un termómetro de horno o un termómetro externo que te garantice que el horno esté a velocidad de crucero al meter la masa.
- Invertimos la hogaza encima de la bandeja que vayamos a llevar al horno o sobre una tabla bien enharinada que nos permita pasar cómodamente el pan al suelo del horno, o a una piedra o plancha de acero. Introducimos el pan en el horno y cocemos 10 minutos sin aire, hasta que la hogaza haya subido. Después bajamos la temperatura a unos 180-190ºC y proseguimos la cocción con aire (si lo tenemos) otros 25-30 minutos, hasta que el pan esté crujiente por fuera y tostadito.
- Sacamos y dejamos enfriar por completo sobre rejilla antes de cortar el pan.
Este pan de ajo asado y romero ha triunfado en mi casa, porque tiene un aroma maravilloso que impregna toda la casa mientras lo horneas… perfecto para consumir con buenos embutidos o con lo que más te apetezca, y se conserva estupendamente hasta el día siguiente si lo envuelves bien en un paño.