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Pastéis de nata


Pastéis de nata

¿Quién no sabe qué son los pastéis de nata? A estas alturas seguro que muy poca gente, además si añadimos que este famoso pastelillo portugués está de moda en todo el mundo y casi todos los blogs culinarios han sucumbido a sus encantos, ¡ya ni se diga!

La receta que os traemos, con ciertas variaciones, es de Célia Pedroso, una portuguesa experta en cocina que cuenta con varios libros en su haber. Lo más importante es tener un buen hojaldre de mantequilla, la mejor leche que puedas encontrar, mejor si es fresca, y huevos caseros. Ah, y no llevan nata, aunque se llamen así.

A la hora de hornear los pasteles de Belem es imprescindible que contéis con un termómetro de azúcar y glucosa para cocer azúcar al punto de hebra-regular, y con 12 moldes para pasteles de nata, como los que tenemos en nuestra tienda. El resto de los ingredientes son harina, azúcar glas y canela en polvo. Sencilla, ¿verdad?

Os aseguramos que os vais a comer unos pastéis de nata tan buenos como los mundialmente famosos Pastéis de Belém, o los de la también conocida Pastelaria Aloma, en la Rua Francisco Metrass 67, de Lisboa. Así que no perdáis el tiempo y sumergíos en esta estupenda receta.

Receta de Pastéis de nata

Ingredientes (para 12 pastéis):

Elaboración:

  • Calentamos el horno a 230º C., extendemos el hojaldre un poco, lo enrollamos y cortamos 12 rollitos de más o menos seis o siete centímetros de largo. Os recomendamos que una vez cortados los dejéis a temperatura ambiente un buen rato, os facilitará extender el hojaldre en los moldes.
  • Ponemos un rollito con el corte hacia arriba en cada molde, previamente untado con un poco de mantequilla en pomada.

Receta pastéis de nata

  • Nos humedecemos las manos, sobre todo los dedos pulgares, y con cuidado los metemos en el centro del rollito hasta llegar al fondo del molde.
  • Extendemos la masa del fondo hacia los bordes de forma radial, rápida y procurando que el fondo siempre quede más delgado. Ponemos los moldes en una bandeja de horno y refrigeramos.

Receta pastéis de nata

  • Hacemos una especie de blanc-manger mezclando en un cazo la leche fría con la harina, llevamos a ebullición sin dejar de remover con unas varillas y retiramos del fuego cuando empiece a hervir, y haya espesado. Nosotros no lo hemos aromatizado para mantener el sabor de la leche y los huevos, como en muchas pastelerías portuguesas, pero vosotros podéis añadir piel de limón, canela en rama o incluso vainilla.
  • Hacemos un azúcar al punto de hebra-regular calentando el azúcar, el agua y la glucosa en otro cazo hasta que un termómetro de azúcar alcance entre 112º y 115º C. Lo añadimos inmediatamente al cazo del blanc-manger.

Receta pastéis de nata

  • Batimos en un cuenco las yemas y las claras con las varillas, las incorporamos al blanc-manger  y pasamos la crema por un colador para dejarla fina, y libre de partículas sólidas de huevo. Este es un proceso que se debe hacer siempre con cualquier preparación que lleve huevos, como las natillas, las cremas pasteleras o cualquier tipo de flan.
  • Rellenamos los moldes y horneamos inmediatamente entre 12 y 15 minuto, o hasta que la crema esté dorada, cuajada y con zonas más oscuras.

Receta pastéis de nata

  • Retiramos del horno, dejamos reposar durante 15 minutos y les damos un pequeño golpe a los moldes para desprender los pastéis. Los dejamos templar sobre una rejilla, pero sin quitarlos de los moldes.
  • Desmoldamos cuando aún estén tibios, los espolvoreamos con canela en polvo y azúcar glas, y los servimos inmediatamente.

Receta pastéis de nata

Los pastéis de nata se suelen tomar tibios, casi recién hechos, es cuando más crujiente está el hojaldre y la crema sabe a gloria. Disfrutad de este dulce bocado crujiente y fundente en el paladar con una buena taza de café. Ya sabéis que para los portugueses el café es toda una institución y nunca nos puede faltar.

Receta pastéis de nata

Raúl

La cocina y la fotografía han sido, desde que era muy pequeño, dos de mis grandes pasiones. Disfrutaba en casa destapando las cazuelas en las que hervían los guisos y, apenas con seis años de edad, empecé a saborear la primera cámara que mis padres me regalaron por Navidades. Había que estudiar algo "respetable" y "serio", y mis primeros estudios se encaminaron a cursar la carrera de arquitectura. Ya con el título en la mano, y después de trabajar durante un tiempo en arquitectura -y con la familia contenta-, decidí aprender cocina y fotografía en profundidad. Aprendí de grandes maestros en ambos campos y todavía sigo haciéndolo. En la actualidad mezclo recetas, técnicas e historias de cocina con fotografía en El Oso con Botas.