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Galletas rosa para el Día de la Madre


Galletas rosa para el Día de la Madre

Seguimos agasajando con estas galletas rosa para el Día de la Madre a esa gran mujer que nos trajo al mundo. Después de la estupenda tarta que os propusimos ahora toca hacer algo más pequeño y delicado para mamá… ¿A que son una monada?
La receta original es muy sencilla, pero nosotros para darle más estabilidad al merengue le hemos añadido cremor tártaro y hemos cambiado la formula general del merengue. Eso sí, no hemos renunciado a esta vainilla de Madagascar de Nielsen Massey que es una pasada de rica.
Haceos con una bandeja como la nuestra, os la recomiendo, es muy ligera y antiadherente. Para decorar las galletas de merengue qué mejor que darle un tono rosa con este colorante y rociarlas con nonpareils blancos. ¡Veréis qué chulas os van a quedar!

Receta de galletas rosa para el Día de la Madre

Ingredientes:

Elaboración:

Receta galletas rosa Día de la Madre

Receta galletas rosa Día de la Madre

  • Añadimos el colorante rosa al gusto, pero con cuidado de no pasarnos con el colorante, queremos que tenga un color rosa suave y delicado.
  • Pasamos el merengue a una manga pastelera con esta boquilla.

Receta galletas rosa Día de la Madre

  • Escudillamos formando pequeñas rosas de 5 ó 6 centímetros de diámetro y las rociamos con los nonpareils blancos.
  • Horneamos durante dos horas, apagamos el horno y dejamos que se enfríen completamente antes de sacarlas y guardarlas en un recipiente hermético.

Receta galletas rosa Día de la Madre
¿Os han gustado estas galletas rosa para el Día de la Madre? A mí me han encantado y creo que podría ser un regalo estupendo para mamá en su día. Ah, y si queréis más ideas entrad en nuestro blog porque tenéis mogollón de tartas para celebrarlo en grande con vuestras madres.
Receta galletas rosa Día de la Madre

Raúl

La cocina y la fotografía han sido, desde que era muy pequeño, dos de mis grandes pasiones. Disfrutaba en casa destapando las cazuelas en las que hervían los guisos y, apenas con seis años de edad, empecé a saborear la primera cámara que mis padres me regalaron por Navidades. Había que estudiar algo "respetable" y "serio", y mis primeros estudios se encaminaron a cursar la carrera de arquitectura. Ya con el título en la mano, y después de trabajar durante un tiempo en arquitectura -y con la familia contenta-, decidí aprender cocina y fotografía en profundidad. Aprendí de grandes maestros en ambos campos y todavía sigo haciéndolo. En la actualidad mezclo recetas, técnicas e historias de cocina con fotografía en El Oso con Botas.