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Cheesecake de arándanos vegano


Cheesecake de arándanos vegano

Este cheesecake de arándanos vegano sin horno es facilísimo y suculento. En realidad es crudivegano, porque no solo no utiliza ningún producto de origen animal (excepto la miel, que puedes sustituir por sirope de arce), es decir, que no lleva queso, sino que ni la base ni el relleno pasan por el horno ni por ningún otro tipo de cocción. Y por ello también puede ser apto para celiacos, intolerantes a la lactosa y alérgicos al huevo. Todo de una tacada.

La consistencia de una tarta de queso convencional se simula con una pasta de anacardos triturados. En la receta original la cobertura de arándanos consiste en arándanos triturados y congelados. Para darle un poco más de suavidad hemos preferido hacer una compota ligera de arándanos que suavizamos con un poco de agar-agar. Pero si quieres que el pastel sea completamente crudivegano no tienes más que poner los arándanos frescos triturados en forma de puré.

Para hacer esta tarta hemos usado un maravilloso molde que facilita muchísimo el desmoldado; no tienes más que engrasar ligeramente el molde y la tarta una vez preparada la extraes con gran facilidad. Un lujo.

Receta de cheesecake vegano

Ingredientes (para molde de 15,5 cm):

Base

Relleno

  • 250 g de anacardos crudos, remojados en agua toda la noche
  • El zumo de un limón
  • 120 ml de leche de coco
  • Dos cdas. de miel
  • 250 g de arándanos frescos o congelados
  • Un poco de miel o edulcorante para los arándanos
  • 1 g de agar-agar
  • Dos cdas. de agua fría

Elaboración:

Base

  • Trituramos las almendras si las usamos enteras.
  • Deshuesamos los dátiles y trituramos. Añadimos las almendras trituradas o la harina de almendra y mezclamos hasta obtener una masa homogénea. El que la masa sea más o menos untuosa depende de lo frescos que sean los dátiles. Si quedara demasiado seca podemos añadir algo de agua.
  • Engrasamos el molde con spray antiadherente y cubrimos el fondo con la masa de la base, nivelándola con un rodillo o similar.

receta cheesecake vegano sin horno

Relleno

  • Escurrimos bien los anacardos de su agua en un colador.
  • Ponemos en el vaso de una batidora el zumo exprimido del limón, la leche de coco, la miel y los anacardos. Trituramos a fondo hasta obtener una pasta.

receta cheesecake vegano sin horno

  • Vertemos la mezcla de anacardos encima de la base de la tarta y alisamos la superficie con cuidado con la espátula.
  • Metemos la tarta en el congelador, bien nivelada, para que coja cuerpo.

receta cheesecake vegano sin horno

  • Cuando la tarta esté congelada, preparamos la cobertura, para lo que tienes dos opciones:
    • Trituramos 125 g de arándanos y los ponemos tal cual en forma de puré crudo encima de la tarta; congelamos.
    • Cocemos ligeramente esos mismos 125 g de arándanos en un cazo con un poco de miel o edulcorante, hasta que se ablanden. Añadimos el agar-agar  a la compota caliente, esperamos a que se temple un poco y la vertemos encima de la tarta. Devolvemos al congelador.

receta cheesecake vegano sin horno

  • Para servir la tarta la sacamos del congelador un rato antes, para que se ablande. Desmoldamos. Añadimos arándanos frescos por encima. Al ablandarse el jugo de los arándanos de la cobertura va manchando la capa de anacardos, como se ve en la foto siguiente.

receta cheesecake vegano sin horno

Este cheesecake de arándanos vegano sin horno os sorprenderá si nunca habéis probado este tipo de repostería. Puede que os resulte poco dulce para lo que estamos acostumbrados, pero siempre podéis aumentar la cantidad de miel o de vuestro endulzante favorito. A por ella.

Miriam

Traductora de inglés a español y química durante 15 años en una vida anterior. Vivo en un pueblecito cerca de Madrid, Galapagar, y trabajo en casa; soy una gran afortunada. Tengo pareja y dos niños con poca sensibilidad gastronómica. De momento. Pero por lo que estoy aquí es por mi afición a la cocina en general y a la repostería en particular, que me viene de familia, de mi madre y de mi abuela paterna. Y esta afición me ha llevado, además de a tener un blog de cocina con el que me lo paso pera, El invitado de invierno, a impartir algún que otro curso de cocina en la escuela de Madrid La Cocina de Babette.