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Tarta Red Velvet sin colorantes


Tarta Red Velvet sin colorantes

Tarta Red Velvet sin colorantes… porque la famosa red velvet no era de color rojo radiactivo cuando se inventó, sino que, como muchos otros casos en gastronomía, su color rojizo fue un descubrimiento absolutamente fortuito.

Las tartas red velvet deben su nombre en origen al color rojizo que se producía cuando reaccionaba el cacao natural, que es ácido, con el bicarbonato sódico. Y como bien digo el color obtenido es solo rojizo, tirando a color ladrillo, por lo que se empezó a añadir colorante para darle un tono más intenso. La receta sin colorante que he usado es del libro Scientifically Sweet de Christina Marsigliese.

Hay varias formas de hacer una tarta red velvet con un colorido natural: una es la presente, dejando que reaccionen los pigmentos del cacao con el bicarbonato, aunque os aviso claramente: el color rojo obtenido es discreto. Pero también se puede añadir además algún colorante natural, como el jugo de remolacha o el de lombarda. Ahí lo dejo.

Porque seamos sinceros: la tarta red velvet está buena porque lleva un rico bizcocho de chocolate con vainilla y una fastuosa cobertura de queso crema, pero no porque sea de color rojo más o menos subido.

Tarta Red Velvet sin colorantes

Ingredientes:

Bizcocho Red Velvet

  • Tres cdas. de nata agria (se puede sustituir por la misma cantidad de yogur sin descremar)
  • 80 ml de leche desnatada
  • 25 g de cacao en polvo sin endulzar
  • 25 ml de agua hirviendo
  • 160 g de harina de repostería
  • 3/4 cdta. de bicarbonato sódico
  • 1/4 cdta. de sal
  • 100 g de mantequilla ablandada
  • 125 g de azúcar
  • Una cdta. de extracto de vainilla
  • Un huevo a temperatura ambiente
  • Una cdta. de vinagre blanco

Cobertura de queso

  • 230 g de queso crema
  • 230 g de mantequilla
  • 300 g de azúcar glas

Elaboración:

  • Preparamos el molde de tarta que vayamos a usar (yo usé dos moldes pequeños de 12 cm para hacer una minitarta) poniendo papel de hornear en el fondo y engrasando y enharinando las paredes.
  • En un bol mezclamos la crema o nata agria con la leche (al final de la receta os digo cómo preparar nata agria casera de forma indolora). Reservamos.
  • Llevamos agua a ebullición. Ponemos el cacao en polvo en otro bol y agregamos el agua hirviendo. Removemos enérgicamente hasta que no tenga grumos; el resultado debe ser una pasta espesa, estilo Nocilla. Lo combinamos con la mezcla anterior y homogeneizamos. Agregamos el extracto de vainilla y reservamos.

red velvet

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  • Con el robot a baja velocidad o a mano con espátula agregamos la mezcla de sólidos en varias tandas, alternativamente con la mezcla de chocolate, así hasta haber incorporado todo. No hay que pasarse de batido, hay que mover lo justo para mezclar. Si vemos que se queda mucha mezcla por las paredes mejor que lo hagamos a mano con espátula.

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  • Por último, agregamos la cucharadita de vinagre y volvemos a mezclar con delicadeza hasta homogeneizar.
  • Vertemos la mezcla en los moldes desmontables preparados. Igualamos un poco la superficie y los metemos en el horno a 180ºC. Cocemos los bizcochitos 30 minutos, hasta que al pincharlos con una brocheta esta salga seca.

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  • Desmoldamos los bizcochos y dejamos enfriar sobre una rejilla. Si les ha salido joroba, la cortaremos con una lira o un cuchillo para dejarlos con una superficie horizontal. Esta vez dejé el bizcocho superior con la joroba, porque no me importaba que estuviera para el tipo de tarta que quería hacer.
  • Colocamos el primer bizcocho sobre una base para tarta y le remetemos por debajo unos papelitos para no ensuciar la base.

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  • Preparamos la cobertura de queso crema. Batimos primero el queso crema, que debe estar frío de la nevera. Cuando lo hayamos ablandado un poco agregamos la mantequilla, que debe estar blanda pero nada derretida (no pomada). Atentos a estos consejos, porque la cobertura o frosting de queso crema se puede cortar. Me ha pasado.
  • Homogeneizamos y vamos agregando el azúcar glas a medida que batimos a velocidad media, poco a poco, así hasta tener una cobertura homogénea y cremosa.
  • Repartimos algo de cobertura para el relleno de la tarta, con una espátula acodada sobre el bizcocho base, tanta como queramos.

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  • Colocamos el segundo bizcocho encima, presionando con cuidado para que la cobertura se reparta entre ambos bizcochos y acabe sobresaliendo algo. Aplicamos cobertura por el lateral para formar la capa antimigas, esa capa previa que atrapa las migas para que no acaben apareciendo en la superficie de nuestra cobertura.
  • Aplicamos esta ligera capa de cobertura por toda la tarta, no es necesario que quede perfectamente lisa, y llevamos la tarta a la nevera para que solidifique, por lo menos un par de horas.

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  • Una vez firme esta primera capa de cobertura, aplicamos el resto de la cobertura de queso generosamente por toda la tarta, y la podemos dejar perfectamente lisa si nos gusta, o hacerle algún tipo de relieve, que es mucho más fácil para muñones como yo.

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  • Cuando hayamos aplicado toda la cobertura (según como seamos de generosos puede sobrarnos algo) podemos adornar con algún tipo de sprinkle o fideos de chocolate, o incluso dejarla desnuda tal cual. Y de nuevo metemos la tarta en la nevera para que la cobertura se ponga firme del todo antes de consumirla.
  • Cómo preparar nata agria en casa: para los locos de la experimentación, como yo, la nata agria para esta tarta se puede preparar en casa con 200 ml de nata para montar (mínimo 35% grasa), 50 ml de leche y 3/4 cdta. de vinagre blanco. Además no es un ingrediente que sea fácil de encontrar. Mezclamos el vinagre con la leche y seguidamente con la nata en un recipiente que podamos tapar. Lo dejamos 24 horas en un lugar cálido (cerca de un radiador si es invierno como ahora, pero sin que pase de 35ºC) y al cabo de ese tiempo tendremos una rica nata agria y espesa.

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Esta misma masa de red velvet se puede usar para hacer cupcakes y si queremos hacer una tarta más grande no tenemos más que doblar las cantidades. Espero que disfrutéis de esta tarta Red Velvet sin colorantes, porque con o sin color rojo está deliciosa.

Miriam

Traductora de inglés a español y química durante 15 años en una vida anterior. Vivo en un pueblecito cerca de Madrid, Galapagar, y trabajo en casa; soy una gran afortunada. Tengo pareja y dos niños con poca sensibilidad gastronómica. De momento. Pero por lo que estoy aquí es por mi afición a la cocina en general y a la repostería en particular, que me viene de familia, de mi madre y de mi abuela paterna. Y esta afición me ha llevado, además de a tener un blog de cocina con el que me lo paso pera, El invitado de invierno, a impartir algún que otro curso de cocina en la escuela de Madrid La Cocina de Babette.